Pensamientos.

jueves, 5 de julio de 2012

Encuentro íntimo con Leiva.



Leiva se encuentra felizmente borracho. No se trata de esos estados etílicos balbuceantes y pesados. Pero sí parece lo suficientemente relevante como para que el plan del día siguiente (pasear por la sierra madrileña con su perro Jagger en compañía de su mánager -y amigo- Paco López, que aporta a la caminata hasta cinco canes) corra serio peligro.


Hay algo que no encaja en este plan: resaca-levantarse temprano-hacer ejercicio. No, definitivamente Leiva mañana no va a estar en condiciones. La entrevista comenzó hace unas cinco horas. Cae la medianoche en la Alameda de Osuna, barrio madrileño donde se ha criado el músico y donde vive en una casa nada ostentosa, y sobre la mesa de su salón se asientan ocho latas de cerveza (ya vacías) y cuatro botellas (también liquidadas) de un brebaje que combina cerveza con tequila. Desde la pared, Bob Dylan mira el espectáculo a través de sus legendarias gafas Ray-Ban Wayfarer. También lo hacen unos atractivos Paul Newman y Robert Redford, que deslizan una sonrisa socarrona a lomos de sus caballos en una secuencia de Dos hombres y un destino. Leiva abre la puerta de su nevera y echa un vistazo. El diagnóstico no es nada esperanzador, sobre todo para el hígado de los presentes (el periodista y él). El único rastro de alcohol es una botella de vino blanco. El músico echa el líquido en un vaso para el periodista: él bebe a morro. Su móvil anuncia un sms. “Es Paco. Quiere saber cómo va la entrevista y si al final vamos a quedar mañana. Luego le contesto”, anuncia dejando el teléfono en el suelo.

http://rollingstone.es/specials/view/encuentro-intimo-con-leiva-me-sienta-bien-beber

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